Tal día como hoy, 10 de Diciembre, en 1898, se termina la guerra Hispano-americana, firmándose el famoso Tratado de París, por el que España pierde en su totalidad el poco Imperio colonial que le quedaba: Cuba, Puerto Rico, Guam y Filipinas. Las 3 últimas fueron cedidas a favor de EE.UU., Cuba finalmente, fue declarada independiente.
¿Cómo puede un Imperio tan grande como tuvo España, quedarse sin nada? El Tratado de París de 1898 se considera como el punto final del Imperio español de ultramar y el principio del período de poder colonial de los Estados Unidos. Son conocidas las diferentes guerras que hicieron que perdiéramos todo nuestro imperio colonial, pero estas 4 islas aún nos quedaban a finales del siglo XIX, a pesar de todo lo que habíamos pasado en este siglo:
Desde un Carlos IV, invasión de Napoleón, guerra de la Independencia con los franceses, vuelta al absolutismo de Fernando VII, pasando por el reinado de Isabel II (antes por sus regencias la de Mª Cristina de Borbón y Espartero) y las guerras Carlistas, además de un Amadeo de Saboya que abdica, una I República que solo dura meses y finalmente un Alfonso XII que junto con Cánovas y su pucherazo idearon la «felicidad política» que poco tardaría en terminar. Llegó así tras Alfonso XII, su hijo, Alfonso XIII, al ser menor de edad, gobernó su madre regente Mª Cristina de Habsburgo (sí, no la confundáis con la otra Mª Cristina, que es la de Borbón y también fue regente), y ésta es la responsable del firmado de este Tratado, que junto con el presidente del gobierno en aquel momento, Sagasta, tuvieron que verse obligados a la firma de la pérdida del imperio colonial español con el presidente de EE.UU. en aquel entonces: McKinley.
Todo esto en España, pero en el mundo en 1884, también había una Conferencia de Berlín, que llevaba al imperialismo colonial de África y Asia, las potencias mundiales del momento se repartían los países como si fueran una tarta, y esto hacía que se avivara el sentimiento nacionalista en los países colonizados, por lo que entre ellos estaba Cuba, que ya había visto que sus vecinas EE.UU. e hispanoamérica se habían independizado, y ellos se preguntaban por qué no iban a ser menos ¿no? Pero no solo eso, a España le llegaron numerosas ofertas de compra de la isla por parte sobre todo, de EE.UU., ya sabemos, su situación estratégica y su economía interesaba mucho a los americanos, por lo que cualquier excusa era buena para intentar conseguir una vez por todas la isla a pesar de nuestras negativas a venderlas.
La cosa comenzó con la ocurrencia de EE.UU. de atracar un barco en la costa de La Habana, el famoso acorazado Maine, algo que los españoles no nos lo tomamos muy bien. Así que nosotros mandamos otro barco a la costa de Nueva York y avisábamos a EE.UU. que retiraran su barco. Éstos se negaron, y una noche el Maine estalla, se parte en dos y de los 355 tripulantes, murieron 254 hombres y 2 oficiales. Toda una tragedia, pero de la que fuimos acusados los españoles, claro está, por eso nos hicieron la guerra los americanos, y del resto de la historia ya sabéis lo que pasó: Comenzaba así la Guerra Hispano-Estadounidense, que con posterioridad se extendería a otras colonias españolas como Puerto Rico, Filipinas y Guam, y finalmente la firma del Tratado de París que es por lo que os estoy escribiendo hoy.
¿Fuimos culpables del estallido del Maine? Numerosos historiadores se contradicen, pero la cosa «huele» a que fue la excusa perfecta para declararnos la Guerra. Se hicieron dos comisiones de investigación de la explosión, una americana y la otra española, y la americana nunca quiso colaborar con la española y después de numerosas demostraciones por uno y otro bando lo de siempre, simplemente tenéis que sacar la conlusión vosotros mismos. Eso sí, después de tanta guerra, Cuba le salió «rana» a EE.UU. y Filipinas más tarde le haría la guerra también a los americanos, total, tanto imperio y al final cada uno se queda con lo suyo y nadie con nada de los demás.
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