Tal día como hoy 26 de Marzo pero en 1766, se pone fin al Motín de Esquilache en España, que había empezado 3 días antes. Muchos os preguntaréis qué fue este motín, y escribo esta Lección de Historia porque es uno de los motines más curiosos ocurridos en la historia de España, a pesar de que hubieron varios motivos para el levantamiento, fue esta norma municipal la que «colmó el vaso» de los españoles. 
Así bien, estamos en una época que gobernaba el rey Borbón Carlos III, llegado al trono de España ya siendo Rey de Nápoles y Sicilia. ¿Por qué? Pues resulta que el primer Borbón que llegó a nuestro trono fue Felipe V (recordad que el último Habsburgo, Carlos II, muere sin descendencia). A él le siguieron en el trono los dos hijos de Felipe V, Luis I, que murió al llevar menos de un año en el trono, y tras él le siguió su hermano Fernando VI, quien gobernará pero morirá sin descendencia. Visto esto en el trono de España, hubo que recurrir al hijo del segundo matrimonio de Felipe V, casado con Isabel de Farnesio, que será Carlos III, que ya tenía gran experiencia como rey debido a su herencia materna, siendo rey de España y de las Dos Sicilias.
Sabiendo cómo llega Carlos III a nuestro trono, decir que se le llamó «el político», ya que intentó modernizar la sociedad utilizando el poder absoluto del monarca. Para ello, se sirvió de la ayuda en España de ministros y colaboradores ilustrados, entre ellos Esquilache, de quien procede el nombre del Motín del que estoy hablando hoy. Una revuelta que movilizó a más de 40.000 personas y que hizo peligrar el puesto de Carlos III como rey de España.
En la foto, de izquierda a derecha, el futuro Fernando VI, Felipe V, el futuro Luis I, la infanta Mariana Victoria (que casará con Luis XV de Francia), Isabel de Farnesio (2ª mujer de Felipe V) y finalmente el futuro rey Carlos III.
Esquilache trató de erradicar «la moda» del uso de la capa larga y el chambergo (sombrero de ala ancha) con el pretexto de que, las personas podían esconder armas entre los ropajes. La medida obligaba el uso de la capa corta y el tricornio (sombrero de tres picos). La multa en caso de desobediencia ascendía a 6 ducados y 12 días de cárcel para quien lo incumpliera a la primera, y el doble si se incumplía por segunda vez. Parece curiosa una normativa así, pero esto enfureció mucho a los madrileños, e hizo que la voz se corriera por el resto de España en contra de Esquilache.
Como vemos, Esquilache intentó hacer entrar en la modernidad europea a un país insalubre y sucio en esta época. Fue Esquilache quien ordenó la pavimentación e iluminación de calles y la creación de paseos y jardines. Algo tan acosumbrados hoy día, pero que en la época era una renovación para España grandísima. Asimismo, se propuso limpiar las calles de basura y excrementos humanos y animales mediante la construcción de fosas y pozos sépticos, prácticamente desconocidos hasta entonces. Pero realmente el pueblo estaba enfadado por la subida de precios últimamente y el hambre que estaba pasando el país, por lo que una medida así fue como comenté al principio,»la gota que colmó el vaso» para los madrileños.
El pueblo se enterará de que Esquilache se encuentra junto al rey, por lo que irán en su búsqueda al Palacio Real, pero la guardia valona se mantienen firmes y terminan abriendo fuego y matando a una mujer. Esto hará que la revuelta tome más fuerza y para mediar, será un sacerdote el que la hará llegar al rey una lista de exigencias:
Destierro del marqués de Esquilache y su familia.- Que no existan ministros extranjeros.
- Desaparición de la Guardia Valona.
- Bajada de los precios de los comestibles.
- Desaparición de las Juntas de Abastos.
- Retirada de las tropas a sus cuarteles.
- Sea conservado el uso de la capa larga y el sombrero de ala ancha.
- Que el rey «se digne salir a la vista de todos para que puedan escuchar por boca suya la palabra de cumplir y satisfacer las peticiones».
El rey, con disgusto, aceptará las exigencias populares, volviendo la calma finalmente a la ciudad de Madrid.
Tiene gracia una historia así hace tan sólo 245 años, en el que hoy día nunca nos imaginaríamos una norma en el que nos ordene cómo vestir. Eso sí, si el día de mañana saliera una norma relacionada con el tema de la vestimenta (en muchos sitios no se puede entrar según se vista aún así), y el pueblo se revelara contra ella, ya podríais decir como siempre os digo en clase, «no hay nada nuevo inventado».
Rosa Liarte.
Imágenes extraídas de Wikipedia y nova.es
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